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Cómo se hace el whisky

El whisky es una de las bebidas alcohólicas más conocidas en todo el mundo. Se trata de una especie de licor de alta gradación de alcohol, muy fino destilado a partir de una mezcla fermentada de distintos tipos de cereales, como, por ejemplo, el trigo, el maíz, la cebada y el centeno junto con una base de malta. Entre las características principales de este licor podemos destacar su aroma ahumado, robusto y complejo, así como su sabor suave a malta. 

 

Físicamente, debemos subrayar que su color es ambarino amarronado, aunque puede variar dependiendo del tipo de whisky, de su proceso de elaboración y de los ingredientes utilizados. En este sentido, es necesario decir que, dependiendo del tiempo de maduración del whisky, su sabor puede variar, al igual que su color y su aroma. Por ello, puedes obtener desde un licor suave y dulce hasta otro más complejo y con toques especiados. 

En cuanto a los orígenes del whisky, debemos decir que es una bebida que se inventó en Escocia e Irlanda en la época medieval. De hecho, el nombre deriva del gaélico y significa “agua de vida”. Desde su invención, esta bebida se hizo bastante popular y, con el paso de los años se ha convertido en el licor más famoso de todo el planeta. Por este motivo, si te interesa degustar esta bebida, en este artículo vamos a mostrarte cómo se hace el whisky. Te recomendamos seguir leyendo para obtener más información. 

¿Con qué ingredientes se hace el whisky?

Como hemos comentado con anterioridad, el whisky es una bebida alcohólica destilada que se obtiene a partir de una mezcla de cebada y de otros cereales, como el centeno, la avena, el trigo o el maíz, que previamente deben haber sido malteados y fermentados. En rasgos generales, estos son los principales ingredientes con los que se hace esta bebida, aunque también contiene agua y levadura. Todo ello se debe fermentar a una temperatura adecuada y destilar con el objetivo de obtener el alcohol resultante, que será el licor exquisito que todos conocemos. De esta manera, ya sabes con qué se hace el whisky. 

¿Cómo se hace el whisky hoy en día?

El whisky, como hemos visto, es un tipo de bebida alcohólica se elabora gracias a la fermentación de distintos tipos de cereales, tales como malta de cebada malteada, agua y a veces otros cereales como el centeno, el trigo y la cebada. Es decir, que estos ingredientes se someten a un determinado proceso de fermentación y destilación de los cuales se obtiene el alcohol, que se deja reposar en grandes barricas de madera hasta obtener esta bebida. Por este motivo, a continuación, te vamos a explicar, paso a paso, cómo se hace el whisky en la actualidad, siguiendo las técnicas tradicionales. 

El proceso de malteado

Para elaborar el whisky, lo primero que debes realizar es el proceso de malteado, ya que es totalmente necesario para la elaboración de cualquier whisky de malta. Para ello, debes obtener granos de cebada y extenderlos en una superficie de malteado para que estos germinen y comiencen a brotar. 

Este proceso suele durar entre seis y ocho días y, cuando hayan brotado, debes introducir los granos en un horno para secar la cebada. Posteriormente, debes romperla en un molinillo para extraer los azúcares y depositarlos en un tanque de agua a una temperatura media de unos 70ºC. Con esto, obtienes el mosto dulce que sirve de base para que puedas elaborar el whisky. 

El proceso de fermentación

Una vez que obtienes el mosto dulce, es necesario que lo dejes enfriar para poder introducir la levadura. Esto es importante tenerlo en cuenta, ya que, al añadir levadura a un líquido con una temperatura demasiado elevada, esta se muere fácilmente. Por ello, debes trasladar el líquido a unas cubas de madera o acero inoxidable. Estas son de gran tamaño y sirven como recipientes para proporcionar el entorno adecuado para el proceso de fermentación. Gracias a la acción de las levaduras, el azúcar del mosto se convierte en alcohol, así que añádelas y déjalas reposar durante unos días. 

La destilación

Unos días después de haber echado las levaduras en el mosto dulce, seguramente ya hayan convertido todo el azúcar en alcohol, por lo que ha llegado el momento de destilarlo. Para ello, tan sólo debes hervir el mosto fermentado en alambiques de cobre -los hay de uso doméstico e industrial-. Al hervirlo, los alambiques destilan poco a poco el líquido obteniendo un licor más espeso.

Cuarto, el reposo y envejecimiento

Para finalizar, después del destilado, debes verter el licor resultante en barricas de roble o de otro tipo de madera para dejarlo reposar y envejecer. Este proceso es el más largo, ya que debes dejarlo envejecer durante unos dos o tres años antes de estar listo para consumir. En este sentido, también debes tener en cuenta que, si lo dejas envejecer durante más tiempo, la calidad del producto final será mucho más elevada. 

¿Cómo se hace el whisky bourbon?

Entre los distintos tipos de whisky, uno de los más reconocidos es el bourbon. En este caso es un tipo de whisky elaborado de forma diferente y con características distintas del que está elaborado con malta. Se trata de un licor o aguardiente elaborado a base de maíz y su nombre proviene de la antigua región de Old Bourbon, en Kentucky. Este tipo de whisky se caracteriza por tener un sabor acaramelado y un aroma suave y agradable. 

Pero si quieres saber cómo se hace el whisky bourbon, te diremos que el proceso de elaboración es muy similar al que hemos visto, pero con algunas diferencias notables que le proporcionan unas características bien diferenciadas y una personalidad muy marcada. Entre ellas, podemos decir que el whisky bourbon contiene una mezcla de, al menos un 51% de maíz, junto con centeno y cebada malteada. Posteriormente se hornea y se tritura para añadir agua y hacer el mosto. 

Luego se añade la levadura y se deja reposar. El cambio más notorio viene en el proceso de destilado, ya que se realiza dos veces para obtener un licor mucho más suave y fino de lo habitual. Asimismo, se debe dejar reposar y madurar en barricas nuevas de roble tostadas durante más tiempo, entre cuatro y cinco años. Es un cambio bastante acusado, frente a los dos o tres años que se suele dejar reposar el whisky de manera habitual. El resultado es una bebida espectacular y de primera calidad que podrás disfrutar.

 

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