Alfred Gratien

La Historia

Si excepcional tuviera un nombre, sería Champagne Alfred Gratien. Los champagnes Alfred Gratien están hechos a mano para garantizar la calidad y la consistencia. A pocos kilómetros del bullicioso centro de la ciudad de Epernay, en el corazón de un viñedo de champán, se encuentran las bodegas de champán Alfred Gratien. Fue aquí, en la Rue Maurice Cerveaux, donde Alfred Gratien estableció su negocio y creó sus primeras cuvées en 1864. Durante más de siglo y medio, los champagnes Alfred Gratien han sido un asunto familiar perpetuado por la experiencia y el saber hacer de sus fundador.

El legado de la casa se basa en sus maestros de bodega, a quienes se les enseñó un oficio que se ha transmitido de padres a hijos durante cuatro generaciones. Gaston Jaeger, el primer descendiente, asumió el papel en 1905. En 1951, le pasó el oficio a su hijo Charles, quien a su vez allanó el camino para que su hijo Jean-Pierre asumiera el cargo en 1966.

Nicolas se unió a su padre en 1990, y ahora la pareja ha trabajado codo con codo durante 17 años. Este maravilloso esfuerzo de colaboración es una continuación de los conocimientos técnicos heredados que se han transmitido durante casi un siglo. En 2007, Nicolas se convirtió en el maestro de bodega de Alfred Gratien Champagne en Epernay. Encarna la memoria viva de la casa Alfred Gratien y sus grand cru champagnes.

La bodega

Al entrar al patio, gire a la izquierda y abra las dos pesadas puertas de madera. Atravesar la puerta y entrar al sótano es un momento emotivo en el tiempo. Este es el comienzo de un viaje al corazón de la historia y el legado del champán. Mientras camina por las bodegas, descubrirá cerca de 1,000 barriles cuidadosamente empaquetados en líneas rectas apiladas, la esencia de la casa Alfred Gratien. La madera preciosa hace honor a las raíces de la casa, ya que el champán aquí se vinifica en roble (“sous-bois”) desde sus inicios. En el centro de la bodega hay un retrato de Alfred Gratien, un recordatorio de la procedencia de este prestigioso champagne y su vínculo íntimo con el hombre que lo creó.

La Elaboración

Todos los métodos tradicionales de elaboración de champán comienzan con la selección de las mejores uvas. La finca Alfred Gratien alberga 1,56 hectáreas de viñedos clasificados como Grands Crus y Premiers Crus en el corazón de la región de Côte des Blancs.

Para hacer sus cuvées, la casa compra uvas adicionales para usar junto con las suyas. Alrededor de un centenar de viticultores diferentes abastecen la casa, y muchos lo han hecho durante generaciones. La lealtad, el espíritu familiar y el respeto mutuo son valores fundamentales en las relaciones con los proveedores.

Al día siguiente de la vendimia, el jefe de bodega comienza a trabajar en el material más preciado: las propias uvas. La casa Alfred Gratien solo utiliza el primer prensado, también conocido como cuvée o “jugo noble”, para elaborar sus cavas.

Luego, los mostos se entregan a la bodega y el maestro de bodega comienza a practicar su arte. La vinificación se realiza íntegra y exclusivamente en barricas de roble de 228 litros desde 1864. Cada cru, cada añada y cada origen de vino se vinifica por separado. Marcas especiales en las barricas identifican al cru y al proveedor de vinificación. El contacto entre el vino y la barrica favorece la microoxigenación, que nutre el vino y le aporta cuerpo y cierta redondez. Este es el secreto detrás del estilo distintivo de Alfred Gratien.

La Singularidad de las 7 Cuvées

Las mil y pico barricas de la bodega se maduran en roble, pero los cuvées de la casa Champagne Alfred Gratien no se someten a fermentación maloláctica. Esta elección conserva el carácter original de la fruta y la vivacidad de los vinos de larga crianza.

La casa Alfred Gratien siempre ha utilizado corchos anticuados para sus champagnes añejos. Como explica Nicolas Jaeger, “la permeabilidad del corcho así como su flexibilidad preservan la frescura al tiempo que favorecen la microoxigenación que es crucial para que el vino se desarrolle bien”.

El tiempo que se deja el vino en bodega es un factor decisivo. Más de 1.300.000 botellas se dejan reposar en silencio y oscuridad en los sótanos de tiza de la casa.

Las cuvées brut clásicas permanecen aquí durante cuatro años, las añadas durante al menos 10 y la cuvée Paradis pasa de seis a siete años en la bodega.

El maestro de bodega vuelve una y otra vez para comprobar su obra de arte. El vino es removido y degüelle para quitarle las lías, la dosificación le da tono al champagne mientras la etapa de embotellado lo engalana con sus más suntuosas galas.