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¿Cómo se hace el vino?

El vino es una bebida alcohólica de calidad que se obtiene a partir de la fermentación de las uvas y del zumo que éstas contienen. Se trata de una de las bebidas más antiguas y más consumidas por el ser humano durante miles de años que se reserva para degustar junto a determinados platos de comida y que se disfruta, especialmente, si  te encuentras en buena compañía. 

Aunque es una bebida muy bien valorada a nivel general, la calidad y el aspecto de la misma puede variar en gran medida dependiendo de los tipos de uvas que utilices. Por este motivo, en el mercado puedes encontrar todo tipo de vinos, desde los blancos hasta los tintos más oscuros, pasando por los rosados y los espumosos. Del mismo modo, esta bebida también puede variar dependiendo del clima y de los métodos utilizados en su elaboración y producción. 

Su sabor y su aroma en el paladar también pueden variar dependiendo del tipo de vino, del método de producción utilizado y, por supuesto, de los materiales que se emplean durante su producción. Por ejemplo, entre ellos, un mismo vino puede adquirir distintos sabores y aromas al envejecer en un tipo determinado de barrica de madera u otro de otro tipo.  Pueden tender a dulces, amargos e incluso a ácidos. 

Por ello, pueden mostrar algunos aromas primarios, que se encuentran presentes en la propia uva, como los frutales, los florales, los vegetales o los minerales. Del mismo modo, también pueden detectarse en ellos unos aromas secundarios, como los lácteos y los de fermentación, y los terciarios, que son los de madera y especias, entre otros. Todo ello, está relacionado, por tanto, con la elaboración del vino.

¿Cómo se hace el vino?

Como hemos comentado anteriormente, el vino es una de las bebidas alcohólicas más antiguas que existen, lo que resulta llamativo que el proceso de elaboración de la misma se haya mantenido sin variaciones desde, prácticamente la prehistoria, durante el Neolítico. Desde entonces, la técnica para la elaboración de cualquier tipo de vino son prácticamente las mismas.

En la actualidad contamos con maquinaria más avanzada y algunos conocimientos más exactos para dar con la temperatura adecuada para obtener una fermentación mucho más controlada. Del mismo modo, sabemos que existen distintos tipos de uvas que proporcionan diferentes tipos de vinos como resultado.

La plantación y recolección de la uva

Más arriba hemos dicho que los distintos tipos de uva pueden dar como resultado diferentes tipos de vino, como veremos más adelante. Por ello, la elección de una variedad u otra de uva dependiendo de las características del terreno y de las condiciones climáticas, de humedad, temperatura e incidencia solar, puede dar lugar a la elaboración de un producto final muy distinto y con distintos sabores y aromas. Así pues, si te preguntas cómo se hace el vino blanco, se deben utilizar uvas blancas, para el tinto, uvas tintas y, para el rosado, una mezcla de ambas. 

En cuanto a la cosecha, se debe hacer a mano, cortando las uvas con unas tijeras especiales que logran cortar el racimo sin causar daños al resto de la planta. Dependiendo del tipo de uva, se puede utilizar tanto el mosto (el zumo de uva), la piel, la pulpa, las semillas, o prescindir de algunos de ellos, como la piel o las semillas. 

Extracción del mosto en la prensa 

Una vez recogidas, estas se deben colocar en la prensa o en la estrujadora para extraer el mosto con el que, junto con la piel, la pulpa o las semillas, se puede utilizar para elaborar distintos tipos de vinos. El resultado se guarda en barricas de madera o de acero inoxidable para dejarlo macerar en frío. 

En este sentido, si quieres saber cómo se hace el vino tinto, podemos decirte que primero se realiza el estrujado y, después de los proceso de fermentación, se procede al prensado. En cambio, si te preguntas cómo se hace el vino rosado o el blanco, para su elaboración, se deben prensar las uvas de una manera suave antes de la fermentación. 

Proceso de fermentación alcohólica

Después de realizar la extracción del mosto y el resto de los elementos, se le puede añadir levaduras para acelerar el proceso de fermentación y dejarlo reposar un tiempo. Este se encarga de convertir los propios azúcares que contiene el mosto en alcohol. Asimismo, las levaduras también le proporcionan unos sabores y unos aromas determinados. Esta parte del proceso es imprescindible en la elaboración de cualquier tipo de vino de que se trate, independientemente de si es tinto, blanco o rosado. 

Proceso de fermentación maloláctica

Posteriormente, para elaborar habitualmente algunos vinos tintos, se puede realizar una segunda fermentación, que es conocida como “fermentación maloláctica”. Puede parecer un poco extraño, pero lo que se busca aquí es convertir el ácido málico, que contiene el vino, en uno más suave, como el láctico. Para ello, se le añaden una serie de bacterias que consiguen potenciar y refinar su sabor, al igual que se hace con algunos productos lácteos, como los yogures. 

A partir de este momento, el vino ya se encuentra apto para embotellar y consumir como vino tinto joven y sin crianza. Por ello, para mostrarte cómo se hace el vino tinto, te diremos que es recomendable pasar la bebida por este segundo proceso de fermentación. 

Proceso de crianza

Sin embargo, si quieres un vino más maduro, puedes introducir la bebida en una barrica de madera para iniciar su proceso de crianza. Dependiendo del tipo de barrica que utilices, el vino resultante, y del tiempo de envejecimiento, la bebida podrá adquirir aromas y sabores añadidos. Puedes obtener un vino blanco o rosado crianza, dejándolo un mínimo de 6 meses en barrica de madera.

Por ejemplo, para obtener un vino tinto crianza, deberá permanecer en la barrica durante tres o cuatro años. Los vinos reserva, requieren un poco más de tiempo, entre 5 y 8 años para ser considerados como tal.  En cambio, los gran reserva requieren mucho más tiempo para adquirir las características adecuadas. Es decir, que deberán reposar entre diez y quince años -o más- en la barrica. 

El embotellado y envejecimiento en botella

Después de dar por terminado el proceso de crianza, se procede a filtrar el vino y a la aplicación de productos clarificantes para eliminar las impurezas sólidas que todavía puedan quedar en suspensión, que se generan del propio proceso de fermentación. Es posible venderlo directamente después del embotellado, aunque se suele dejar durante un breve lapso de tiempo en la bodega antes de proceder a la distribución del mismo. 

No obstante, también es posible dejarlo envejecer en la botella para obtener vinos envejecidos de mayor calidad. De esta manera, te hemos mostrado los principales pasos sobre cómo se hace el vino tinto. Sin embargo, como hemos comentado a lo largo de la explicación, hay algunos tipos de vinos que no deben cumplir con todos los requisitos, como este último. Por ejemplo, si no sabes cómo se hace el vino blanco crianza, te diremos que es posible envejecerlo hasta 6 meses o más en botella. 

Para concluir, podemos decir que el proceso de elaboración del vino es una aventura fascinante que comienza en el viñedo, con la recolección de la uva y culmina en la copa que se encuentra frente a ti en la mesa y que te vas a beber. A lo largo de los siglos, este proceso  ha evolucionado y se ha refinado, pero su esencia sigue perdurando en la actualidad.

La elección de las uvas, la fermentación, la crianza y el envejecimiento son pasos críticos que dan como resultado una amplia variedad de vinos con sabores y aromas únicos. Este proceso, que combina arte y ciencia, es un testimonio de la pasión y la dedicación de los viticultores y enólogos que continúan produciendo esta bebida tan apreciada en todo el mundo desde hace siglos. 

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